Después de unos años de matrimonio, mi vida feliz cambió de repente. Mi esposo tuvo un accidente con su coche de empresa y sufrió secuelas que lo obligaron a una larga convalecencia. Lo único que quedó fueron grandes indemnizaciones y la hipoteca de la casa... No tuve más remedio que trabajar en un club nocturno. Y, como si se burlara de mis días de humillación, me encontré con mi maestro acosador, Kasuga. Al principio, Kasuga fingió no darse cuenta, pero hacia el final del juego, comenzó a amenazarme como si fuera una persona diferente...